Los miembros del Instituto Secular Pío X recibieron este dinamismo apostólico de su fundador, el padre Henri Roy. Junto con los jóvenes de la Juventud Obrera Católica, el padre Roy fundó el Instituto Secular Pío X para dar a la Iglesia una nueva familia apostólica formada específicamente para la evangelización. Junto con el padre Roy, estos jóvenes de la primera generación sentían un único deseo: dedicar toda su vida a la causa de Cristo entre los trabajadores pobres.
Pero los obstáculos eran importantes. En la Iglesia de la época no existía una «estructura» con la que pudieran identificarse los laicos que deseaban hacer esta entrega total de su vida en el mundo. Poco después, Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial y varios miembros de la «Familia» -como se llamaban a sí mismos al principio- fueron llamados a filas. Aquí están, repartidos por todo el mundo. Dondequiera que estén, siguen mostrando su amor por Jesús el Salvador.
Cuando regresaron de la guerra, descubrieron que todo había cambiado. El padre Roy había sido trasladado desde Manchester y ahora estaba en Canadá. Además, el movimiento de la Juventud Obrera Católica se había desmoronado. Los miembros de la Familia pronto se dieron cuenta de que para realizar su sueño necesitarían «medios heroicos»: en primer lugar, la santidad integral y el don de sí mismo; en segundo lugar, la presencia de sacerdotes especialmente formados en el espíritu de «la Familia» y que ejercieran su ministerio en el mundo; en tercer lugar, laicos que, gracias a una preparación especial, prepararan el camino al sacerdote y penetraran allí donde éste no pudiera llegar; finalmente, esposos y esposas que llevaran el Evangelio de Cristo al corazón del hogar.
Así, a partir de 1945, a pesar de las dificultades propias de cada fundación, los iniciadores comenzaron a vivir su proyecto de vida. Con la publicación de la constitución Provida Mater Ecclesia de la Iglesia en 1947, encontraron la respuesta a su sueño. La forma de los institutos seculares respondía a sus intuiciones más profundas.
Se instalaron en Quebec (Canadá) donde, con el apoyo del arzobispo de Quebec, abrieron varios campos apostólicos y comenzaron a vivir plenamente la vida apostólica. El Instituto Secular Pío X fue aprobado en 1959 en Quebec como instituto secular de derecho diocesano.
Desde entonces, la misión de apostolado y evangelización ha continuado en ambientes tan diversos como los miembros del Instituto. Hoy, una veintena de miembros consagrados y cerca de 230 miembros asociados siguen viviendo esta gran misión de evangelización.